Yo se que tu puedes salir adelante solo tienes que poner un poco de tu parte acuérdate que el triunfo es para aquel que persevera adelante
Moral de señores» y «moral de siervos»
Nietzsche pensaba que había dos clases de
hombres: los señores y los siervos, que han dado distinto sentido a la moral.
Para los señores, el binomio «bien-mal» equivale a «noble-despreciable».
Desprecian como malo todo aquello que es fruto de la cobardía, el temor, la
compasión, todo lo que es débil y disminuye el impulso vital. Aprecian como
bueno, en cambio, todo lo superior y altivo, fuerte y dominador. La moral de
los señores se basa en la fe en sí mismos, el orgullo propio.
Por el contrario, la moral de los siervos
nace de los oprimidos y débiles, y comienza por condenar los valores y las
cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el dominio, la
gloria de los señores, el esclavo procede a decretar como «buenas» las
cualidades de los débiles: la compasión, el servicio —propios del
cristianismo—, la paciencia, la humildad. Los siervos inventan una moral que
haga más llevadera su condición de esclavos. Como tienen que obedecer a los
señores, los siervos dicen que la obediencia es buena y que el orgullo es malo.
Como los esclavos son débiles promueven valores como la mansedumbre y la
misericordia. Critican el egoísmo y la fuerza.
Enfoque
etimológico
La crítica de Nietzsche a la
moral tradicional se centraba en la tipología de moral de «amo» y de «esclavo»
y en la descripción de la dinámica que generan; esta dinámica o dialéctica debe
ser conocida por los «espíritus libres» para conducir a la humanidad a su
superación: una sucesión de continuas superaciones — la moral deja de ser algo
cerrado para ser visto como una dinámica de morales yuxtapuestas y reconocibles
en la dinámica de las lenguas. Examinando la etimología de las palabras
alemanas gut («bueno»),schlecht («malo») y böse («malvado»), Nietzsche sostuvo que la distinción entre el bien y
el mal fue originalmente descriptiva, o sea, una referencia amoral a aquellos
que eran privilegiados (los amos), en contraste con los que eran inferiores
(los esclavos). El contraste bueno/malvado surge cuando los esclavos se vengan convirtiendo los atributos de la supremacía
en vicios. Si los favorecidos (los «buenos») eran poderosos, se decía que
los sumisos heredarían la Tierra. El orgullo se volvió pecado. Caridad,
humildad y obediencia reemplazaron competencia, orgullo y autonomía. Clave para
el triunfo de la moral de esclavo fue su presunción de ser la única verdadera
moral. La insistencia en la absolutidad (Absolutheit) es esencial tanto
en la ética religiosa como filosófica. Aunque Nietzsche dio una genealogía de
la moral de esclavo y de amo, siempre sostuvo que esta genealogía era una
tipología ahistórica de rasgos en toda persona.
]Voluntad de poder
La voluntad de poder (der Wille zur Macht) es un concepto altamente
controvertido en la filosofía nietzscheana, generando intenso debate e
interpretaciones varias, algunas de las cuales, como la notoria interpretación
dada por los intelectuales nazis, fueron intentos deliberados de justificación
de tácticas políticas.
Una manera de abordar este
concepto es por medio de la crítica nietzscheana a la teoría de la evolución de Darwin.
Nietzsche veía en los instintos una fuerza que iba más allá del sólo impulso a
sobrevivir, protegerse y reproducirse de todos los seres vivos, de sólo ser
esto la vida se estancaría. La supervivencia era una de las consecuencias de un
deseo aún mayor, impulso hacia una supravivencia, un deseo perpetuo de todo ser
vivo por ir más allá de todos, el todo y hasta más allá de sí mismo, más allá
de la muerte. Este impulso irracional o deseo perpetuo por expandirse impreso
en cada ser es lo único que da sentido a la existencia, paradójicamente «razón
de ser» y es la fuerza principal dentro de la visión trágica o dionisíaca de Nietzsche.
Las teorías posteriores de Sigmund Freud respecto al inconsciente probablemente fueron inspiradas en gran
parte por los conceptos de lo Dionisíaco y la voluntad de poder, las cuales
Freud relacionó a los instintos sexuales primitivos, por encima de cualquier
otro instinto, y su represión y control excesivo por el consciente o parte
Apolínea del ser como generadores de la histeria y otras dolencias.
bermensch
Uno de los pensamientos que particularmente más valoro de Nietzsche, es el expresado por el término Übermensch, en ese punto lo considero genial. Nietzsche expresa que el hombre es un ser incompleto, pues todo animal da lugar a algo superior. Es un puente entre el simio y el Übermensch (superhombre, suprahombre o ultrahombre).
El hombre es, por tanto, algo que debe ser saltado, superado. El Übermensch es aquel ser que tiene una moral de nobles, es un noble, y acepta la voluntad de poder: es un hombre legislador, él crea sus propias normas, morales y de todo tipo, además es un hombre que somete las cosas a su voluntad, es un hombre vital: ama la vida y este mundo. Además es un ser que acepta el Eterno Retorno, pues cuando toma una decisión realmente la quiere tomar, y no se arrepiente de sus actos. Sabe que la vida es en parte dolor y en parte placer, pero no reniega de ello.
Esta idea del "hombre superior", algo que debería ser un ideal para cualquier ser humano inteligente, generó en su momento cierta polémica, ya que se pensó se estaba haciendo alusión a personajes oscuros de la historia como Hitler o Mussolini, no obstante, los defensores del pensamiento de Nietzsche interpretaron que se refería más bien a personajes como Goethe o Da Vincique estaban más allá del concepto de "normalidad".
Uno de los pensamientos que particularmente más valoro de Nietzsche, es el expresado por el término Übermensch, en ese punto lo considero genial. Nietzsche expresa que el hombre es un ser incompleto, pues todo animal da lugar a algo superior. Es un puente entre el simio y el Übermensch (superhombre, suprahombre o ultrahombre).
El hombre es, por tanto, algo que debe ser saltado, superado. El Übermensch es aquel ser que tiene una moral de nobles, es un noble, y acepta la voluntad de poder: es un hombre legislador, él crea sus propias normas, morales y de todo tipo, además es un hombre que somete las cosas a su voluntad, es un hombre vital: ama la vida y este mundo. Además es un ser que acepta el Eterno Retorno, pues cuando toma una decisión realmente la quiere tomar, y no se arrepiente de sus actos. Sabe que la vida es en parte dolor y en parte placer, pero no reniega de ello.
Esta idea del "hombre superior", algo que debería ser un ideal para cualquier ser humano inteligente, generó en su momento cierta polémica, ya que se pensó se estaba haciendo alusión a personajes oscuros de la historia como Hitler o Mussolini, no obstante, los defensores del pensamiento de Nietzsche interpretaron que se refería más bien a personajes como Goethe o Da Vincique estaban más allá del concepto de "normalidad".
·
la figura del superhombre no se puede separar de la
consideración general nietzscheana relativa al platonismo y la muerte de Dios; implica una
concepción filosófica y una teoría de la historia ajena por completo a las
ideas nazis. El hombre al que hay que superar es el que se somete a los valores
tradicionales, a la “moral del rebaño”, a la moral basada en la creencia de una
realidad trascendente que fomenta el desprecio por la vida, la corporeidad y la
diferencia entre las personas. El superhombre sólo es posible cuando se
prescinda absolutamente de la creencia en Dios, cuando se realice hasta el
final la “muerte de Dios”;
El superhombre no se puede identificar con una clase
social con privilegios que le puedan venir por la tradición o que descansen en
su poder social (con la aristocracia, por ejemplo), ni con un grupo definido
biológicamente (con una raza) pues los genes no son una garantía de excelencia.
Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral:
1. Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la
mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia como
sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del sometimiento a
un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el rencor.
2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral
del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría, de los que siguen
normas morales ya establecidas; como consecuencia de su capacidad y
determinación para crear valores, no los toma prestados de los que la sociedad
le ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás.
. Crea valores: los valores
morales no existen en mundo trascendente, son invenciones de los seres humanos;
pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se encuentran con los
valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos vitales vigentes;
el primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las
normas morales a las que él mismo se somete; pero este rasgo no es
suficiente para definir al superhombre, pues no vale que cree o invente
cualquier valor, además ha de crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le
permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad y
riqueza.
4. Vive en la finitud: no cree en
ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para
los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree que la vida tenga
un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su
limitación, no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el
sufrimiento, la enfermedad, la muerte), es dionisíaco.
5. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, los
caminos no frecuentados, el
enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni
por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo
de su voluntad y de su espíritu; es duro consigo mismo y con los demás,
es valiente, no huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento: sabe que de
estas experiencias puede salir enriquecido, puede crecer.
6. Es contrario al igualitarismo: ama la
exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y en los demás
aquello que les es más propio; no tiene miedo a
la diferencia.
7. Ama
la intensidad de la vida: la alegría, el
entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual; puede
ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad.
8. En
conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y
dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.
“Escuchad y os
diré lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que
vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. ¡Yo os
conjuro, hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no
prestéis fe a los que os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores
de veneno, conscientes o inconscientes. Son despreciadores de la vida; llevan
dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos envenenados. La
Tierra, está cansada de ellos: ¡muéranse pues de una vez!” (“Así habló
Zaratustra”).
En “Así habló
Zaratustra” nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se
transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño. El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene
con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad; su característica
básica es la humildad, el sometimiento, el saber soportar con paciencia las
pesadas cargas, la carga de la moral del resentimiento hacia la vida. El león representa al hombre como crítico, como
nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y
estilo vital occidental. Y el niño representa al
hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la
vida como juego, como afirmación, es el sí radical al
mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del superhombre. “Mas ahora
decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el niño, que ni siquiera el león
haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en niño el león
carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un
santo decir “sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia,
el que se retiró del mundo conquista ahorasu mundo.” (“Así habló
Zaratustra”).
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